En esta entrada os voy a enseñar una actividad muy sencilla que yo he hecho este curso con mis alumnos de 5 años pero que podéis hacer en verano con vuestros hijos. Seguro que muchos ya conocéis las típicas botellitas con sales de colores que se van disponiendo en "estratos" de diferente grosor y formas. Se pueden hacer diseños muy elaborados pero como yo quería que lo hiciesen los niños solos, hemos realizado modelos más sencillos.
En primer lugar, necesitaremos un recipiente en el que se irán colocando los estratos de sal de colores. En el cole, para ahorrar gastos, hemos empleado como recipiente el culo de una botellita de plástico pequeña (medio litro) y transparente. Yo estuve mirando en tiendas modelos de botes y botellitas de cristal y hay cosas monísimas con las que quedaría un regalito mucho más bonito.
Necesitaremos también sal y tizas. Para un grupo de 21 niños y el tamaño de recipiente que yo he usado, son necesarios 3 paquetes de 1Kg de sal y dos cajas de tizas pequeñas de colores. Para poder teñir la sal y echarla en el tarrito es conveniente usar un cartón. Por último, necesitaremos algo para cerrar el recipiente si no tiene tapa. Nosotros hemos usado papel celofán de colores y celo.
La actividad la hemos hecho en el trabajo por equipos de las tardes pero se podría realizar en el rincón de arte ya que en el nivel de 5 años tienen la autonomía suficiente para poder llevarla a cabo teniendo el material a su alcance. Cada niño echa una montañita de sal en su cartón (al principio les ayudo para marcarles una cantidad aproximada) y van rascando con las tizas tumbadas sobre ella hasta teñirla del color deseado. A principio les cuesta un poco que coja color porque no aprietan mucho y/o pintan sobre el cartón, pero una vez que descubren el sistema, les encanta.
Cuando terminan con un color, doblan el cartón y echan la sal teñida en la botella. Van haciendo lo mismo con otros colores. Les podemos enseñar a depositar la sal sólo en un lado de la base de la botella o con distinto grosor en las distintas zonas del área de la base y así obtener "olas" en los estratos en lugar de líneas rectas.
Cuando terminan se les cierra el recipiente y ya tienen su botellita de sales.
Es una manualidad sencillísima y nada novedosa pero que creo que todos los niños deben hacer al menos una vez en su infancia. Disfrutan mucho con ella, les permite desarrollar la creatividad con materiales muy sencillos y le enseñamos algo esencial: a hacer ellos sus propios regalos y objetos decorativos sin fomentar un consumo excesivo.
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